Es difícil innovar hoy en día en el siempre competitivo terreno de la ficción. Ya sea en materia escrita, como artística e incluso visual, dentro de los campos del cine y la televisión; no en vano, vivimos tiempos en que la palabra remake está al alza, y normalmente va asociada a una alarmante falta de nuevas ideas o perspectivas distintas desde las que afrontarlas.
¿Cuántas veces no hemos escuchado a grandes autores decir que en sus respectivos campos todo es cíclico, que siempre se va a andar y desandar -y luego volver a andar- un camino que se demuestra exitoso ante el público? Y eso es aplicable a todo tipo de tendencias, pues sólo hay que salir a la calle para comprobar de primera mano que lo retro vuelve a estar de moda, si es que alguna vez dejó de estarlo para sus más fieles seguidores...
En Novel Mundo planteamos estas reflexiones no sólo desde el punto de vista editorial, sino también como aficionados a las buenas 'viejas' historias que no han perdido un ápice de calidad desde la primera vez que fueron contadas. Nos parece justo destacar que, para que estas historias perduren, deben actualizarse, hacerse un lavado de cara y presentarse ante las nuevas generaciones mostrando a la vez respeto por el material original y una serie de novedades que las sostengan, por sí mismas, al margen de las inevitables comparaciones. Así, por ejemplo, entendemos que se ha realizado un trabajo brillante en franquicias como James Bond (Casino Royale es una de las mejores películas del personaje, y también la más fiel a las novelas originales de su creador, Ian Fleming), Batman (nunca se alabará bastante el trabajo de Christopher Nolan y su equipo a la hora de insuflarle nueva vida a un producto que ha recibido tantísimas revisiones) o más recientemente, Star Trek (un claro ejemplo de cómo debería ser un buen blockbuster veraniego).
Eso ocurre dentro del terreno cinematográfico, claro... Pero no es menos cierto que el panorama editorial no está exento de casos similares. Ahí tenemos, por ejemplo, la serie Crepúsculo, de Stephanie Meyer, cuyo tratamiento de sus personajes recuerda y homenajea de forma particular a las Crónicas Vampíricas de Anne Rice y a la mejor novela dentro de dicho género, el inmortal Drácula de Bram Stoker (que por algo fue quien sentó las bases). O al fenómeno literario del momento, la trilogía Millenium del fallecido autor sueco Stieg Larsson, que no deja de recibir comparaciones con otros autores consagrados, como Enyd Blyton (Los Cinco, Los Siete Secretos) o Agatha Christie (quien revolucionó el género de las novelas de misterio con su atemporal obra).
En materia de comics el tema de los ciclos es aún más notorio, pues al tratarse en su mayoría de publicaciones periódicas, cada nuevo relevo de equipos creativos procura dejar su impronta en los personajes y temas que tratan, a la vez que intentan respetar en lo posible la continuidad estipulada anteriormente. Se da aquí el caso de que cuando un personaje no está disponible por el motivo que sea (decisiones editoriales, adaptaciones cinematográficas en ciernes, etc.), se tiende a centrar la atención en personajes secundarios de cada serie; ocurrió en el popular manga Dragon Ball (cuando, tras la saga de Cell y los Androides, el protagonista Son Gokuh fallecía y le cedía el estrellato a su hijo a Gohan) y lo vemos continuamente en el mainstream norteamericano, cuando un superhéroe muere y le cede su 'manto' a otro personaje para que continúe con su labor. Ocurrió así en Marzo de 2007 con la muerte del Capitán América, en lo que fue un auténtico impacto mediático por parte de Marvel Comics (y a la postre, la prueba fehaciente de que es posible mantener una gran serie sin su protagonista 'oficial', desarrollando fenomenalmente su galería de secundarios y villanos), y lo hemos vuelto a ver más recientemente cuando tras la aparente desaparición de Bruce Wayne, el manto y el papel de Batman pasaban a su primer discípulo, Dick Grayson, quien a su vez viene acompañado de un nuevo Robin más acorde a los tiempos que corren...
En todos estos casos existe la particularidad de que el propio fandom siempre acaba exigiendo el regreso de los personajes originales, en lo que acaba suponiendo siempre un 'back to the basics' a escala editorial en toda regla. El ejemplo más evidente lo tenemos de nuevo en el manga Dragon Ball, donde las resurrecciones de personajes estaban a la orden del día; pero esta práctica ha cundido sobremanera en todo tipo de series de éxito, ya sean japonesas o americanas (Saint Seiya, Transformers... Los fans demandaban siempre la vuelta de sus personajes favoritos, y así sucedía en la práctica totalidad de casos). Y de esta forma se han perpetuado los ciclos de los que hablábamos al principio de este artículo, manteniendo la base de las historias...
... Hasta que venga alguien nuevo a contárnoslas desde su propia perspectiva, claro.
sábado, 20 de junio de 2009
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